Él escucha, habla y sonríe

 En el día a día, en el corre y corre, así se nos pasa la vida, se nos va “volando”,  entre el trabajo, la familia, las deudas y los pagos pendientes, la escuela de los niños, la comida de la semana, el alquiler o el pago de la hipoteca, la vida se nos va en un abrir y cerrar de ojos, cuando nos damos cuenta ya pasamos a los 30´s, los 40´s, y más. 

Detengámonos un segundo y pensemos cuáles eran nuestros anhelos cuando éramos niños y niñas, o cuando teníamos 15años, ¿los estamos viviendo ahora?, nos sentimos plenos con la vida que llevamos, estamos cumpliendo el propósito para el que nacimos,  ¿sabes cuál es el propósito de tu vida?

Si te has topado con la sorpresa que aun no sabes para que naciste, si te has percatado que no estás viviendo los sueños que algún día tuviste, entonces detente, no avances más por el mismo camino, aun estas a tiempo de cambiar de rumbo, de hacer las cosas diferentes, de vivir para lo que realmente naciste. 

Ningún aparato electrónico es creado sin un fin, el creador siempre crea su invento con un fin específico, el televisor se creó con el fin de proyectarnos imágenes con movimiento que nos entretuvieran y/o informarán, el microondas se creó para facilitarnos la vida y calentar en un minuto nuestra comida, cada invento  tiene un objetivo.

    Ahora bien no basta solo con saber que tiene un objetivo, tenemos que saber cuál es ese objetivo,  he visto casos de personas que tienen celulares “inteligentes”, y saben que es para llamar y enviar mensajes, pero hasta ahí, no conocen todas las capacidades que tienen ahora los celulares, desde hacer llamadas solo por comandos de voz, hasta dictar un mensaje y que el teléfono lo escriba, entre otros. Entonces de que les sirve a las personas tener un celular de última tecnología si no lo saben utilizar, el teléfono es capaz de hacer muchas cosas, pero no va a cumplir su utilidad si la persona no acude a leer el manual del teléfono y ver cuáles son las  capacidades con las que cuenta.

   Lo mismo pasa con nosotros, Dios nos creó con capacidades específicas, con dones y talentos, para cumplir un propósito en esta vida, no nacimos por obra de la casualidad, pero si no conocemos a quién nos creó, y acudimos a Él  para entender cuál es nuestro propósito, moriremos sin haber usado ni el 1% de nuestra capacidad, y es por eso que a veces nos sentimos estancados y estancadas, por eso nuestra vida se ha vuelto monótona, hemos perdido nuestro propósito, nos perdimos en algún lugar del camino, entre el tener, perdimos el ser.

Hemos creído o nos han enseñado, que quien nos diseñó y nos dio vida, no escucha, no ve, no siente y además tiene una vara para castigarnos cuando nos equivocamos, quiero decirles, que eso no es así, quien nos diseño está más vivo que siempre, escucha, ve, sonríe, y sobre todo nos ama incansablemente, no tiene una vara, tiene brazos fuertes de amor, es tierno, amoroso, fuerte, él sabe para que te creo.  Nada tiene sentido si el sentido no está en él, la vida puede cambiar en un minuto, cuando nos entierren nos entierran sin nada, entonces porque nos ocupamos tanto de lo que vamos a tener en esta vida, si del polvo venimos y al polvo vamos. 

   Hoy es tiempo de buscar en el lugar correcto el propósito para el que fuiste creado (a) y cuál es tu función, la gente falla, las cosas se acaban. Revisa en dónde o en quién estás poniendo tu confianza,  en que tierra estas construyendo tu vida, si tu vida es tu familia, tus hijos, tu pareja, que va a pasar cuando se vayan, cuando falten, si tu vida está en el trabajo, que va a pasar cuando este falte, cuál es tu sentido de vida. 

Hoy te invito que tomes la mano de aquel que te amo primero, mano que nunca falla, no juzga, y sobre todo mano que te está esperando. Recuerda el ama, escucha, sonríe y siente. Y me despido con una frase que me gusta mucho, Jesús dijo, “dónde está tu tesoro, ahí está también tu corazón”.

Paz, Fuego, Vida, Fé y Amor

Dra. Nathaly Dután

Psicóloga