Hace unos días estaba frente a Multiplaza, y observe que
en una de las calles aledañas se había salido la tapa de la alcantarilla, dejando
un hueco grande en la calle, en el transcurso de unos 30 minutos, pasaron muchísimos
carros, unos se iban en el hueco, otros lo esquivaban, pero hubieron dos
personajes en particular que hicieron algo diferente, el primero un señor de
unos 70 años, que ahorrillo su carro, se
bajo de él e intentó mover la tapa de la alcantarilla para ponerla en su lugar pero al parecer estaba muy pesaba y no lo logró, pasados unos 5 minutos aparece el segundo
personaje, un señor que se veía de unos 60 años, ahorrillo
su carro, y se dirigió a tapar la
alcantarilla, este si lo logró, y soluciono el problema del hueco en la calle, ningún carro más se fue en el.
Este acontecimiento me
hizo pensar, en cómo eran
las
generaciones anteriores, señores y señoras amables, con deseo de ayudar, no pensaban en “no hago
eso porque no me toca, que lo haga la municipalidad”, estaban dispuesto a ayudar, en lo que fuera aunque
esto no les correspondiera, hombres y
mujeres cuya palabra valía más que cualquier cosa, lo que prometían lo cumplían, esa es la generación de nuestro abuelos.
Y ahora todo ha cambiado tanto, cada quién anda en su mundo y vela por lo suyo, donde consumir y tener es lo único que importa, ahora ni siquiera conocemos a quién tenernos
por vecino, mucho menos ayudarlo, todos los días estamos tan afanados en trabajar para tener y tener, que
descuidamos el verdadero sentido de vivir, la verdadera esencia del Ser Humano
No nos damos cuenta que mientras más tenemos más queremos, el mundo gira en torno al consumismo, al individualismo, donde solo importo yo y nadie más, y nos olvidamos que somos seres sociales, que
nuestra salud mental y física
depende en gran parte de nuestra
relación con amigos, con familia,
nacimos para ser seres que vivan en comunidad nos necesitamos unos a otros para
poder vivir.
Debemos proponernos recuperar los principios por los que
se regían nuestros abuelitos, si no lo hacemos ahora yo me pregunto qué clase de sociedad van a tener los
que vienen de camino, de nosotros
depende si les heredamos una sociedad individualizada donde el egoísmo
sea el que reine, o una sociedad donde la solidaridad, el compañerismo, el
respeto sean los que rijan, el cambio depende de nosotros. Todavía nos quedan abuelitos que nos pueden enseñar a construir una sociedad solidaria,
escuchemos y aprendamos de su sabiduría. Aprendamos a tapar alcantarillas, aunque no
sean nuestras.
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